Habitan este bosque seis músicos que decidieron componer y cantar a la Naturaleza y, especialmente, a los árboles.
Viajeros de otra dimensión, de gira por los bosques españoles sobre los que arrojan una luz muy frondosa, este joven grupo de Cartagena es, sobre todo, Naturaleza, Viento y Fuego. Hoy están aquí, en Radio 3, en un programa donde sus letras y su música tienen más sentido que nunca.
Adrián, Gonzalo, Sofía, Nando, Arnelio y Viwe... Y todos juntos forman Nunatak… Una banda que tomó por nombre ese accidente geográfico que es un pico montañoso rodeado por un campo de hielo y que, en su aislada situación, es capaz de desarrollar un reservorio de flora y fauna.
Te invitamos a visitar el mundo de Nunatak, seis amigos murcianos que han llamado a su trabajo “Las luces del bosque” y que han grabado canciones en medio de la fronda, tomando prestados sus sonidos de esperanza. Y lo hacemos de la mano experta de Ángel Carmona.
Además, hablamos con Adrián Gutiérrez, voz y compositor, y también ambientólogo, que sabe que los árboles fueron maestros y musas de bardos y druidas, poetas, músicos, y buscadores… Fueron templo, hogar y escuela…
Con su música, Nunatak nos habla de que mucho antes de que los hombres existieran, los bosques habían fundado ya La Hermandad y, aunque los hombres se extingan, La Hermandad de los Bosques continuará con sus puertas abiertas a todo aquel que entre a formar parte…
Y así, aprendiendo de Ignacio Abella que, una parte esencial de nuestra identidad se encuentra en lo más recóndito del antiguo bosque y nos urge encontrarla… Nos convertimos en buscadores infatigables, al encuentro de las entrañas de una selva inmensa y umbría. Ahí está: la copa de sabiduría… Como también nos enseñan Fernando Fueyo, Raúl de Tapia que es Raúl Alcanduerca, Óscar Prada Campaña y Ana Manzano Peral.
Que necesitamos al bosque, al menos tanto como el bosque nos necesita a nosotros…Que los árboles siguen desprendiendo la sabiduría, el sosiego y la luz de antaño… Que son los guardianes de misterios en los que hoy, más que nunca, hemos de ahondar para crecer y sobrevivir.