Bienvenid@s a un bosque habitado, no por un conjunto de árboles, si no por mucho más: por un bosque que está verdaderamente integrado en todos los paisajes, con todos los lazos que unen a habitantes y comunidades estrechamente interconectados. Es el "Religio Bosque Natura", un concepto ideado por Ignacio Abella, autor del libro que hoy nos inspira: “El bosque sagrado”, publicado por la editorial Librucos. Porque todo está íntimamente emparentado a este organismo cooperativo que llamamos bosque.
Los bosques no surgen por generación espontánea sino de las múltiples relaciones con otros seres: pájaros y mamíferos sembradores, insectos fecundadores, hongos favorecedores del desarrollo, invertebrados descomponedores y también humanos, como nuestros antecesores, gestores del paisaje, plantador@s, conservadores y cuidadores del paisaje.
Como Manolo Corces, de San Esteban de Cuñaba, habitante de un bosque habitado, que abandonó la forma humana recientemente y ahora es humus y pronto árbol. A él va dedicado ese programa, y a todas y todos los que le precedieron…
Abella nos hablará de historias, de religión, de creencias, de costumbres que reforzaban el valor del árbol y del bosque, también en el desarrollo material y espiritual de los pueblos. Porque hoy insistimos en la enseñanza de esos maestros insuperables que son los bosques y los árboles.
Y lo hacemos a través de los textos de Ignacio Abella, Raúl de Tapia que es Raúl Alcanduerca y Mar Verdejo, tod@s ell@s sonorizad@s a través del Club de la Hojarasca: José Manuel Sebastián, Julio Valverde, Carolina Alba, Pilar Socorro, Amaya Prieto y la voz del bosque Juan Carlos Ruíz. Y la cooperación de Raúl Domínguez, Jesús Carreras e Ismael Alonso. Bajo el manto estrellado de Avatar y La Comunidad del Anillo, responsables de nuestra banda sonora de bosque sagrado.
Así que hunde las raíces tan profundo que reconectes con tu propia función en el paisaje y en el bosque, tu propio lugar en la Tierra, parte de una responsabilidad colectiva común a través del tiempo y el espacio, sin duda, territorio conmovido… ¡Arriba las ramas!