Bienvenid@s a un bosque que habitado por un fantasma que recorre Europa, una vez más. Y para hablar de ello y de la desobediencia civil como instrumento para evitar el colapso, a cargo de l@s científic@s de Rebelión Científica, contamos hoy con las ambientólogas Marta García Pallarés y Belén Díaz Collante y el ecólogo Fernando Prieto del Campo.
Durante estos días estás viviendo las consecuencias de su acción en la fachada del Congreso, el pasado 6 de abril, en coordinación con más de 25 países de los cinco continentes.
En esta segunda entrega del bosque habitado con el colectivo científico también nos habita un movimiento que se expande por Europa. Una ola de desobediencia climática se está extendiendo por muchos países. En Reino Unido destacan dos colectivos que se suman a Extinction Rebellion: Just Stop Oil, que además de bloquear infraestructura fósil, está dejando imágenes para la posteridad e Insulate Britain, un movimiento que ya cuenta con varios integrantes en prisión por defender, mediante la desobediencia civil no violenta, la necesidad de aislar térmicamente y con urgencia las casas en las frías islas británicas para reducir la dependencia de unos combustibles fósiles que nos van a abandonar igualmente. Esto lo empezaron a defender mucho antes de la invasión de Ucrania.
En Alemania, Last Generation es otro de estos movimientos emergentes que van a dar que hablar. Otro flanco radical. También especializado en bloquear vías y autovías pegándose o encadenándose, como Insulate Britain, aunque han probado otras tácticas como las huelgas de hambre para alimentar un debate inevitable en el que nos jugamos la estabilidad de las cosechas y, por tanto, al fin y al cabo, del orden. Entre el orden y el caos hay siete comidas de diferencia, dicen, y ya se están sucediendo las advertencias de una gran crisis alimentaria.
Así nos lo cuenta Juan Bordera de Rebelión Extinción y Rebelión Científica. La banda sonora musical de hoy corre a cargo de Caliza, compositora madrileña de "El descenso", un álbum pensado para concienciar sobre la crisis climática, la supervivencia y la voluntad de prevalecer en un mundo colapsado. Por cierto, también de Rebelión Extinción. Club de la Hojarasca: Carolina Alba, Santiago Alcanda y Álvaro Soto.
Y ahora retorna al origen, con la confianza ilustrada de l@s científic@s, con las decisiones futuras más ubuntinas de l@s diputad@s, con los cambios de paradigma iniciados y siendo positiv@s, utopías que dejarán de serlo, sin duda, territorio conmovido ¡Arriba las ramas!