Nueva York, 1942: en plena Guerra Mundial, y en medio de su enfermedad terminal, Bartók recibe de Koussevitzky su último encargo (07/06/10).
Nueva York, 1942: en plena Guerra Mundial, y en medio de su enfermedad terminal, Bartók recibe de Koussevitzky su último encargo. En esta obra evoca melodías húngaras, búlgaras, de "la hermandad del Danubio", ritmos norteafricanos, corales desvencijados, y trazos de blues. Pero también tal vez afronta su muerte en la Introducción y en la Elegía, o la ignora lúdicamente en el Juego de Parejas, o reacciona con ira y mordacidad en el Intermedio Interrumpido, parodiando ferozmente a Shostakovich. En todo caso, él llamó al Finale "una afirmación de la vida". Moriría en 1945, unos meses después del estreno (07/06/10).