Los animadores musicales no tienen por qué tener especialización en ninguna materia concreta, pero, eso sí, su formación les debe permitir asumir, entre otras, actividades como: iniciar en la música a niños y adultos; organizar actividades musicales en colegios, asilos, hospitales, prisiones...; formar coros y grupos instrumentales para aficionados de todas las edades; montar obras de teatro musical; presentar conciertos didácticos; colaborar en las programaciones musicales de radio y televisión; planificar y programar centros de educación musical; proyectar y desarrollar ciclos y temporadas de conciertos; gestionar entidades musicales; trabajar en la conservación del patrimonio musical autóctono... Todo eso y mucho más es el campo de trabajo del animador musical.
El oído atento
La animación musical
05/04/2014
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