Cuando en una conversación salta algún tema que hace referencia a la música clásica, suelen darse a menudo comentarios de un mismo tipo: uno de los más acostumbrados es el que se resume en la famosa e hispana frase "yo es que de clásica no entiendo nada". E, inmediatamente, aparece un segundo comentario, asaltado por la nostalgia y sumido en una gran impotencia, que es pronunciado de una manera mucho más suave y ensoñadora: "yo, en el fondo, soy un frustrado de la música". A partir de este momento se dispara la charla, que gira en torno a las grandes facultades musicales que muchos tenían de pequeños, a los terribles estudios que algunos tuvieron que sufrir, a las enormes ocupaciones que impiden dedicarle un rato a escuchar música, etc, etc.
El oído atento
Música para todos
25/01/2014
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