Volver al río, es como volver a casa. Puedes palidecer ante la inmensidad del Nilo, quedar fascinado con las cataratas del Iguazú, o asustarte ante los misterios del Amazonas, pero tu río es tu río, más manejable y casero; se ve la otra orilla que está allí mismo y no en Sebastopol; puedes seguir sus incidencias a lo largo del año: "pues llega bajo"; "menuda crecida este otoño"... También notas con los años cómo modifica su recorrido, se forman islas nuevas, cambian los árboles, se crean pequeñas bahías. Sobre todo el Ebro, el río más cambiante y creativo de España. Según me han contado algunos expertos, sigue siendo imprevisible; su temperamento no es nada aburrido, es casi de adolescente. Ante un amigo tan original solo nos queda descubrirnos.
El oído atento
Volver al río es como volver a casa
08/12/2012
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