Lorenzo Silva hace retornar a Bevilaqua a sus años de servicio contra ETA en el País Vasco al intentar esclarecer el asesinato, en Formentera, de un hombre condenado en su día por colaboración con la banda terrorista. Aquella experiencia define, en cierta manera, al guardiva civil, pero era algo que solo se mencionaba de pasada en la primera 'El lejano país de los estanques' por la que recibió el premio 'El ojo crítico de Narrativa' en 1998. 'El mal de Corcira' es la décima entrega de la saga y "un ejercicio confesional de Bevilaqua hacia su lector y Chamorro es la oyente ideal de esa confesión y le empuja a hacerla... Hace 15 años esta novela no se habría podido publicar porque entre otras cosas habriá puesto en peligro a personas. Hoy afortunadamente ETA está disuelta y es un fantasma del pasado y se puede entrar en toda la profundidad con la que yo entro en esta novela".