Ya sabéis que los primeros domingos de cada mes los dedicamos a autores insignes para el repertorio organístico ibérico de todos los tiempos, versando los correspondientes a los tres primeros domingos de febrero, marzo y abril sobre la figura de Don Miguel Hilarión Eslava y Elizondo (1807-1878).
Tras haber recorrido en los programas anteriores los años formativos de Eslava y sus primeros empleos en Pamplona (programa del 5-II-17) y sus años de Magisterio de capilla en El Burgo de Osma y Sevilla, llegando hasta entrado en la Real Capilla de Madrid (programa del 5-III-17), guiados nuevamente -aún de otra manera- por el docto saber de uno de sus principales biógrafos, Don Leopoldo Hernández Ascunce, en el tercero de los capítulos no nos adentraremos en los quehaceres de Eslava en su universo madrileño, pues tal vez es la parte más conocida del autor, sino que, aún teniéndolos en cuenta, será el centro del programa el legado del saber que don Hilarión dejó en sus alumnos, y nos sorprenderá cómo la práctica totalidad de la clase musical de importancia de la segunda década del siglo XIX español quedó fuertemente influenciada por el buen saber de este Maestro: estudiosos e historiadores, intérpretes de diversos ramos, cantantes, tratadistas… y lógica y principalmente los organistas. Entre otras, escucharemos música de órgano de Eslava y la deliciosa paráfrasis que hace de la Cantiga número 14 de El rey Don Alfonso (además de un poco de la Misa en Mib), pero principalmente sonará música orgánica de sus alumnos.
Sobre lo que ya radiamos como colofón en el programa anterior sobre Don Hilarión, continuando así con nuestra reivindicación eslavística: … Eslava gozó de una dotación singular que sólo raramente se manifiesta con plenitud en muy pocos elegidos, que es la sabiduría, y en un acto de generosidad la vertió sobre la música y el órgano, y la ofreció a los demás, a todos…