El Bigotes, así le conocen, es un gran psicólogo de la calle. Él pasó por varios K.Os en su vida personal pero se dijo a si mismo que ¿No hay derrota en el corazón que lucha¿ y se lo demuestra a diario a chicos con vidas muy desordenadas que viven al límite del bien y del mal. Pero con la excusa de entrenarles para boxear, Antonio el Bigotes que está siempre de broma con ellos, les inculca valores, autoestima y muchos logran salir del infierno del que llegan.
Porque como dice El Negro que es un incondicional desde hace años de El Bigotes y los entrenos: ¿Hay que saber echarle el golpe y devolverle el golpe a la vida, no rendirte¿. Y El Bigotes no se rinde, sin subvenciones ni ayuda alguna, acaba de abrir el segundo gimnasio y ahí sigue rehabilitando corazones y recuperando chavales de la calle que andan descarrilados. Porque es un referente para estos chicos, un padre y un amigo o un confidente cuando hace falta pero que tienen las ideas muy claras y antepone el respeto y ¿ser familia¿como dice. Fuera quedan las drogas, el trapicheo y el alcohol.
El boxeo es algo terapéutico para El Bigotes que funciona y son muchas las madres también que se acercan a su gimnasio para que les eche un cable con sus hijos porque tienen la mano demasiado ligera en ocasiones. En el gimnasio aprenden a pelear y a darse cuenta de que duele pero sobre todo ganan en autoestima y eso les hace fuertes como personas sin tener que recurrir a las manos. Son muchas historias de vida las que conviven en el gimnasio del Bigotes, tantas que ¿según cuenta¿daría para tres películas más. De momento ya se puede ver ¿3 Minutos¿, una película independiente que narra su vida y la de muchos de esos chicos que le han marcado.