Me acerco a una de las sedes de CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, para conocer la situación de los refugiados que están llegando a nuestro país y el trabajo que realizan los técnicos a diario, mano a mano, con estas personas que escapan de la muerte.
Hablo con el coordinador, la psicóloga y uno de los técnicos que está en los dispositivos, como les llaman. Son los pisos que tienen para atender a los refugiados cuando llegan en la primera fase. En nuestro país es difícil que el Ministerio conceda el estatus de refugiado a los solicitantes, porque la administración pide muchos requisitos, algunos imposibles de cumplir porque cuando una persona huye desesperadamente de la muerte no tiene tiempo de hacer fotos o de coger papeles y documentos que acrediten su historia. Simplemente echa a correr.
Los técnicos de CEAR llevan años, desde los 70, recibiendo a personas que quieren vivir y por eso salen, muchos con lo puesto. Otros salen antes de la tragedia y tras haber gastado sus ahorros pagando a las mafias que se encuentran por el camino. Como dice Mosab, también refugiado y ahora técnico de CEAR, si pudieran ser atendidos antes de salir, muchos llegarían con dinero suficiente para empezar de cero una nueva vida y no necesitarían ayuda de nadie.