Son muchos los proyectos que salen adelante gracias a este sistema de financiación que se consolida cada día más. Los bancos no financian y las instituciones públicas, en general, también han cerrado el grifo así que diferentes colectivos han optado por probar con esta vía y parece que funciona. Sobre todo si detrás de la propuesta hay un proyecto sólido que sea innovador, solidario, cultural, ciudadano o que valga realmente la pena y convenza a los usuarios de este mundo virtual. Porque todo ocurre en la red. Hay que presentar fotos, vídeos, un soporte visual que 'ilustre' el proyecto para que llegue a más gente, comentan quienes ya lograron financiar su proyecto.
Yo he visitado dos propuestas culturales que ya son una realidad. La Carpa de Sevilla es un espacio abierto para los diferentes colectivos de las artes escénicas qeu apuesta por seguir creciendo gracias también al crowdfunding. Los ciberfinanciadores han contribuido a crear el aula abierta, un espacio original y polivalente, y un despacho un tanto peculiar que el colectivo Calle Quevedo está terminando de construir.