Esta semana nos unimos al grupo Diana de la policía local que se dedica a proteger a las mujeres víctima de violencia de género. Mujeres que denuncian, otras deciden no hacerlo, algunas tienen órdenes de alejamiento y este grupo hace el seguimiento pero también acude a realizar detenciones de los maltratadores.
Es un equipo con una sensibilidad especial que sabe leer entrelíneas cuando una mujer cuenta su historia de violencia machista porque siempre hay una historia de tiempo detrás. No son casos puntuales. Pero para desgranar lo que ha pasado y poder ayudar a la mujer, éstos policías tienen que contar con tiempo para escucharlas y poner las cosas en su sitio. De ellos depende, por ejemplo, que el informe que le llegue al juez sea claro y concreto. Así se facilita también el procedimiento posterior.
Pero este equipo también tiene claro que tiene que proteger a las mujeres con contundencia, no les tiembla el pulso cuando detienen a un hombre que tiene aterrada a una mujer. En este despacho se escuchan historias de miedo, mensajes de teléfono aterradores que los maltratadores realizan a las víctimas y que no dejan indiferente a nadie. Tampoco a estas profesionales que, a veces, reconocen que se llevan a casa las historias más duras. Y son muchas desde 2002 cuando fundaron el grupo que hoy tiene una importante base de datos de más de 4.000 historias que, desgraciadamente, no deja de crecer diariamente. Pero tener toda la historia de estas mujeres puede dar consistencia a la denuncia de una de estas mujeres a la hora de iniciar el proceso judicial.