Esta semana participamos de una terapia con mujeres alcohólicas que llevan un tiempo sin beber, otras han recaído y por eso están de nuevo en la asociación Anclaje o bien están luchando por mantenerse abstemias. Pero no es fácil porque estas mujeres están enfermas y siempre tendrán que estar alerta. Son conscientes de ello, asumirlo es más difícil.
Estas mujeres son amas de casa, la mayoría, aunque también hay algunas mujeres trabajadoras. Nadie diría que son mujeres alcohólicas porque no son mujeres de la calle como muchas piensan cuando llegan. Al contrario, son mujeres que van muy arregladas, guapas, cuidadadas. Algunas ya son abuelas, otras son más jóvenes. Y todas coinciden en que sin la ayuda de la familia, hoy no estarían aquí. Solas no hubieran venido nunca. De hecho, a muchas les acompaña regularmente el marido o la hija a terapia. Todos los casos son bastante dramáticos porque estas mujeres han decidido cambiar tras haber tocado fondo.