Hace dos años, un 11 de marzo de 2011, a las 2.46 de la tarde hora local, la tierra tembló de forma devastadora en Japón. Media hora más tarde un monstruo de agua de diez metros se adentraba en las costas del noroeste del país arrasando lo que todavía estaba en pie y provocando el colapso de la central nuclear de Fukushima: el peor accidente atómico tras Chernobyl. De la tragedia quedan las heridas abiertas por la muerte y desaparición de más de 19.000 personas, el empeño de un eficaz país por reponerse y reconstruir su desolado paisaje, y un debate sobre la energía nuclear.
Hablamos con el profesor Eduardo Gallego, catedrático de Energía Nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid.
Japón ha reconocido que algunas de sus plantas realmente no estaban diseñadas con la suficiente robustez para hacer frente a las catástrofes naturales. La reapertura de las plantas solo se hace si se cuenta con el permiso de las autoridades locales, seguramente no volverán a abrir todas las centrales del país.
En temas de energía el apostar por una fuente no es lo más inteligente. Tienen que apostar por las renovables manteniendo las nucleares que sean más seguras (11/03/13).