Bolivia vuelve a las urnas con la esperanza de recuperar la estabilidad democrática y superar la grave crisis política y social que se abrió tras la anulación de las elecciones el año pasado. Desde entonces han tenido un Gobierno provisional. Ahora de nuevo como el 2019 hay un escenario muy polarizado.
El MAS, el Movimiento al Socialismo del ex presidente Evo Morales, parte como favorito en todas las encuestas. El líder indígena se encuentra refugiado en Argentina y desde allí ha dirigido la campaña electoral. Él quedó inhabilitado tras las últimas elecciones y designó a su sucesor, Luis Arce, el que fue su ministro de economía. Su hegemonía la disputa el centrista Carlos Mesa, que se presenta como el único capaz de sacar al país de la crisis económica y sanitaria, y acabar con la corrupción.
La COVID-19 ha provocado que se hayan retrasado hasta dos veces estos comicios. Los colegios electorales han tomado medidas adecuadas y los bolivianos votarán en orden según su DNI. A pocas horas del comienzo de las votaciones, el tribunal electoral ha decidido suspender el sistema de conteo rápido porque afirma que las pruebas realizadas no dan seguridad y habrá que esperar a los resultados oficiales que tardarán varios días. Los observadores internacionales han respaldado esta decisión y piden a los bolivianos esperar con calma a los mismos.
Informa Sagrario García Mascaraque, enviada especial a La Paz.