En 1992 se cumplían 40 años de la coronación de Isabel II. Un año para la celebración pero, sin embargo, un calvario para la reina. En su discurso el 24 de noviembre en la sede del consistorio de Londres, lo calificaba como "annus horribilis". Cuatro días antes, un incendio destruía gran parte del ala norte de la residencia real, el castillo de Windsor, dejando a Isabel II "devastada", según la BBC.
Aunque sus problemas empezaron ya en primavera, con el anuncio en marzo de la separación delpríncipe Andrés de su mujerSarah Ferguson. Esta además sería portada de todos los tabloides meses después, bronceándose en 'topless' en la Costa Azul acompañada de su asesor fiscal. En abril, la princesa Ana se divorciaría de su marido, Mark Phillips. El príncipe de Gales ya vivía separado de Lady Di, que provocó un terremoto en la monarquía en junio con la publicación de 'Diana, su verdadera historia', la biografía autorizada, firmada por Andrew Morton, en la que desvela todo tipo de detalles sobre la familia Real y el matrimonio fallido. La tensión crece aún más con la revelación en The Sun de unas conversaciones de la princesa Diana y un amigo cercano, donde se queja del trato que recibe en el seno de monarquía británica y de las infidelidades de su marido. El año que viene saldrían a la luz conversaciones entre Carlos y Camila Parker Bowl, la puntilla para la separación definitiva.
Esee año, la monarquía se tambalea y la respuesta de la reina es inmediata: decide abrir el Palacio de Buckingham al público, cuyos ingresos servirán para renovar el Castillo de Windsor; y a finales de noviembre, el Gobierno anuncia que la reina pagará impuestos sobre la renta de forma voluntaria, poniendo fin así a más de medio siglo de exención fiscal.
Un recuadro de Guillaume Bontoux.