Su andadura en el fútbol chapas se debe a la influencia de su tío y de su padre, quien falleció cuando él tenía tres años. De hecho, es una manera de tenerlo “a su lado y de seguir viviendo la vida con él” porque sabe que en los botones lo va a presente consigo”, expresa Adrià Garriga. Tras esta primera toma de contacto se unió a la asociación de su pueblo, donde se pasaba las semanas jugando, hasta que llegó el momento de profesionalizarse.
Casi dos décadas después su sueño de pequeño, el de convertirse en el mejor jugador, se vio materializado. El pasado mes de octubre, el catalán se coronó en Brasil como el mejor del mundo de futbol chapas. Un hito que convierte al jugador en el primer ganador de la historia de esta nueva modalidad de fútbol de mesa. “El hecho de haber ganado es una recompensa después del trabajo y del sacrificio de forma voluntaria”.