Todos hemos oído hablar del software libre y su extensión cada vez mayor a multitud de dispositivos pero como explica Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center y miembro de la Real Academia de Ingeniería, existe un compañero menos conocido de este concepto y es el de Hardware libre, la posibilidad de establecer los parámetros de fabricación de dispositivos físicos y liberarlos para que sean disponibles por toda una comunidad de desarrolladores.
Lejos de ser una novedad, el hardware libre surgió en la década de 1970 cuando los aficionados a la electrónica y la computación construían sus propios equipos en los garajes con piezas compradas a diferentes fabricantes y compartían sus esquemas y diseños. Este movimiento adquirió un gran impulso hace 10 años en la universidad de California en Berkeley con el desarrollo del RISC-V, un conjunto de instrucciones para arquitecturas de hardware de código abierto. Sería el equivalente al linux en programación.
Cualquier empresa o grupo de investigación puede diseñar su propio procesador sin necesidad de pagar regalías por licencias de uso o disponer de un mercado mucho más amplio y no cautivo de unos pocos fabricantes. Pero sobre todo, Mateo Valero destaca la posibilidad de colaboración.
El Barcelona Supercomputing Center apostó por el software libre para el superordenador Mare Nostrum I y hoy día todas estas máquinas lo usan. Y en la actualidad, este centro participa en el proyecto EPI (European Processor Initiative) con el fin de crear un procesador europeo para superordenadores mediante la combinación de ARM y RISC-V.