¿Son los videojuegos arte? ¿diseño interactivo? ¿qué videojuegos serían arte y cuáles no? En 2012, el MoMA decidió incluir en su colección permanente videojuegos una primera serie de 14 títulos incluyendo el flOw, Portal, Pac-Man o Another World. La pretensión es llegar a unos 40 y aplicando en todo momento rigurosos criterios museísticos que incluyen, por ejemplo, la adquisición de los códigos originales.
En esa línea, a comienzos de 2015 y a través de la Playstation Store llega Nubla, una aventura gráfica realizada por Gammera Nest en estrecha colaboración con el Museo Thyssen de Madrid y donde, a través de los escenarios y avatares, recorremos casi sin darnos cuenta, las creaciones originales de Chagall, Paul Klee o Dalí en un producto final muy cuidado.
El valor del programa es muy simbólico porque nos trasladamos al Thyssen para, desde sus salas, hablar de Nubla en particular y del videojuego en general como objeto de estudio dentro del arte contemporáneo. Y en el museo recibimos a Rufino Ferreras, director de EducaThyssen, Jesús Gironés, crítico de arte y Daniel Sánchez Mateos, director del videojuego junto a dos miembros-alumnos de su equipo (salido de la ESNE).
Poniendo más contexto al asunto, Víctor Gómez nos recuerda exposiciones en torno al cómic y que aún podemos visitar como ‘Dibujar las Meninas’ o ‘Francisco Ibáñez, el mago del humor’.
Desde la Nave Sónica buscamos en su capitán Elías Fraguas la versión más jugona de la lista de videojuegos adquiridos por el MoMA.