Como una descarga de stoner rock o sin embargo una melodía de lo más sutil, así es como El Páramo puede llegar a instalarse en nuestros tímpanos. Juegan con una ambigüedad propia de aquellos que deben su música a un estado de ánimo concreto materializándolo en cañonazos o pequeñas serpentinas sonoras.
Formado en 2004, con los dos guitarristas de la prestigiosa banda de metal Adrift, ya se definió en su primer disco homónimo editado en 2008 por Alone Records. En a actualidad presentan otro disco también homónimo (aunque ellos lo llamen ’2014’ para diferenciarlo de su anterior referencia) le dan una vuelta de tuerca a su sonido, las composiciones se hacen mucho más redondas pero la estela ya venía claramente marcada desde sus inicios.
El Páramo conjuga sintes con dos guitarras perfectamente enraizadas que se van remontado realizando crescendos que son marca de la casa. Toda esta tensión siempre viene muy bien medida entre medias por unos bajos peculiares y diferentes que no tienen estructuras lógicas (si es que hay algo a lo que se pueda llamar así en esta banda). La batería a veces rítmica sin demoler los riffs, se guarda ritmos inverosímiles y contratiempos que funcionan a la perfección en las muy diferentes partes que presentan en cada canción.
Si hay algo que caracteriza a El Páramo es la cantidad de cambios, vueltas y remontes a los que someten sus canciones. Desde las guitarras más melódicas y orgánicas hasta punteos que son como nuevos riffs. Una ola de ruido perfectamente engrasado que antes de romper se posiciona como ellos afirman en temas desérticos, ambientales…que no tienen ninguna prisa por recorrer y que les sitúa como uno de los mejores grupos instrumentales de esta escena cada vez más poblada de geniales bandas con la diferencia de que ellos llevan aquí ya mucho tiempo.