Una primera escucha de cualquiera de los temas te pone en situación, te lleva, te golpea y seguramente genere sorpresa, no por extraño, sí por contundente.
Velocidad, cambios y vértigo acompañan esa contundencia y fuerza que exultan desde el primer compás. Trono de Sangre, a la vera de Kurosawa, surge en Madrid por 2010, primero con un primer EP, para luego esperar hasta principios de 2014 a sacar su primer largo.
Aquí ya se juntan con David Lynch, Billy Wilder, Polanski o Passolini para dar nombre a los 11 temas que componen ‘La mitad de lo que somos, la mitad de lo que creemos’. En realidad, ellos no tienen dudas de lo que quieren: “Zapatilla a granel”, exponen, y la verdad es que no hay vacilación por su parte.
Los temas, a excepción de ‘Retruécanos’, son un no parar, ni siquiera cogen aire, tres voces, que al principio impactan pero que al poco aceptas y agradeces la cordura con la que se juntan.
Trono de Sangre son hardcore punk, titulan sus canciones con claras referencias fílmicas, aunque muchas veces no termine de existir una relación obvia con ellas. Canciones que se abren al rock tan pronto como se agarran al punk para no soltarlo.
En sus composiciones nos cuentan la actualidad, juegan con el punto revolucionario y de denuncia o reivindican dogmas vitales a seguir o romper.
‘La mitad de lo que somos, la mitad de lo que creemos’ es más complejo de lo que parece en un primer momento. Según se para sobre él, se vislumbran muchas variantes métricas, un orden dentro de un cierto caos, con su interludio correspondiente a mitad de disco.
Una clara combinación de voces que varía en función de las canciones, así como aportaciones foráneas que te llevan a acompañar las canciones con fuerza y a recibir de pronto algún ostión considerable, que a base de guitarras y un ritmo frenético acabas asimilando para seguir pidiéndoles más. En el podium del hardcore nacional esperan para que gastes zapatilla con ellos, seguro que ambos lo disfrutáis.