Johann Sebastian Bach escribió su Concierto según el gusto Italiano BWV 971, mayormente conocido como Concierto Italiano, para clave durante su estancia en Leipzig, en el año 1734, junto a su Obertura francesa BWV 831. Las dos piezas, publicadas un año más tarde por el editor Christoph Weigl en Núremberg, constituyen la segunda parte del Clavier-Übung Nº 2, y sirven, según escribió el propio Bach, para que “los amantes se deleiten en su corazón”. Se trata, pues, de la gran obra para teclado más importante y popular de las escritas por el compositor alemán. La más interpretada en los auditorios de concierto de todo el mundo y la que mayor brillantez ofrece tanto para el intérprete como para el oyente.
A su vez, con sus tres movimientos (un primero sin indicación de tempo, un segundo andante y un tercero presto) Bach parece honrar a los maestros que había escuchado, conocido y transcrito durante sus años en Weimar, asimilando las tres corrientes musicales más importantes del momento: la italiana, la francesa y la alemana. Con esta obra escrita para un clave de dos manuales, o lo que es lo mismo, dos teclados, lleva al instrumento a sus límites tanto de dinámica como de timbre, asemejándose a una orquesta barroca gracias a los continuos episodios de solo y tutti, al estilo del concerto grosso italiano. Y sobre el porqué de su nombre, dónde pudo asimilar ese estilo, su forma de interpretación, los clavecinistas y pianistas que la han llevado a las grandes salas y otras cuestiones se hablará en este nuevo documental de Gran Repertorio.
En el programa se han podido escuchar los testimonios de Robert Estrin y Rafał Blechacz. La lectura de Manfred Bukofzer ha sido realizada por Roberto Quirós, y en los doblajes ha participado Amalia Pérez. La grabación seleccionada ha contado con Concerto Italiano, dirigida por Rinaldo Alessandrini, en su versión orquestal; Andras Schiff en su versión para piano; y Trevor Pinnock en su original al clave.