El 20 de febrero de 1920 la Sociedad de Amigos de la Música de Nueva York tuvo la fortuna de asistir al estreno de la composición para piano solo más importante de Manuel de Falla, la Fantasía Bética, con la interpretación del pianista Arthur Rubinstein, quien se la había encargado unos años antes. De esta forma, Falla se separa definitivamente del concepto flamenco en su música, incluso, andaluz, empezando una época nueva en su trayectoria, más castellana y europea. En palabras del propio compositor, la Fantasía Bética es mi última pieza con intenciones puramente pianísticas, en lo que a su técnica instrumental se refiere, y con la que he pretendido rendir un cálido homenaje a nuestra raza latina-andaluza.
Y sobre su origen, su contexto, la evolución de su interpretación y su relación con las dos ediciones realizadas, los elementos del flamenco que la impregnan, su estructura, su material temático y, por supuesto, su título, se han escuchado las opiniones de Pedro Carboné, Alex Alguacil, Yvan Nommick, Carmen Hernández y Antonio Narejos. Las grabaciones seleccionadas han contado con los pianistas Alicia de Larrocha y Esteban Sánchez.
