El año nuevo de 1869, durante una audición privada, Edvard Grieg presentó en sociedad su primer Concierto para piano y orquesta, en la menor. Lo hizo con una orquestación aún sin terminar y con elementos armónicos por pulir, pero de esa manera, agradecía a sus amigos daneses el buen acogimiento recibido durante su estancia en Søllerød. Pero tendría que esperar para que, ahora sí, el 3 de abril, su dedicatario Edmund Neupert lo interpretase en sociedad junto a una orquesta de Copenhague, bajo la dirección de Holger Simon Paulli. Esta magna obra, revisada hasta en siete ocasiones, es una de las cimas para piano y orquesta, y guarda un estrecho vínculo con el también primer concierto de Schumann, al que tanto admiraba el compositor noruego, y tal fue su fama que el mismísimo Liszt llegó a mostrarle sus más sinceras felicitaciones.
Y sobre su contexto, su origen, su episodio con el genio húngaro, su segundo concierto inacabado y su música se han escuchado las opiniones de Beatriz Torío, José Luis Nieto, François René Tranchefort y Luis Ángel de Benito. La grabación seleccionada ha contado con el pianista Krystian Zimmerman, la Orquesta Filarmónica de Berlín y Herbert von Karajan a los mandos.