Abordando una faceta poco conocida, nos adentramos en los pormenores del café que los nazis asediaron con más virulencia en Berlín: el Romanisches Kaffe. Joseph Goebbels envió a destrozar el local a sus milicianos de las SA.
Se puede visitar su web actualmente, aunque el local ya no existe: romanisches-cafe.berlin. Allí se daba cita la élite intelectual de media Europa: alemanes, rusos, británicos, españoles, austríacos, húngaros, polacos, etc.Era un lugar para ver y dejarse ver, poblado por gente del cine, con abundancia de periodistas.
Seguimos los pasos del jazzman estadounidense Paul Whiteman, que invitó al futuro cineasta Billy Wilder a seguirle hasta Berlín.
El propio Wilder utilizó el Café Romanisches como plató de rodaje de su primera película experimental, y con varios amigos inició su emprendimiento cinematográfico en una mesa del mismo café.
Gracias a la novela El Café bajo el Volcán, de Francisco Uzcanga Meinecke, sabemos que el músico Hollaender y su mujer, la cantante Blandine Ebinger, hacían tertulia en este famoso local; pero no solamente ellos.
Otro artista fundamental de la escena europea, Bertold Brecht, era visitante asiduo del Romanisches, junto a su compañera, libretista y traductora, la actriz Elisabeth Hauptmann, que fue la auténtica promotora del nacimiento de la obra más célebre de Brecht, Die Dreigroschenoper (Opera de los tres peniques). Comentamos cómo se fraguó este hito de la escena musical del siglo XX.
Músicas escritas por Kurt Weill, Richard Wagner, José Padilla o Friedrich Hollaender entre los compositores seleccionados, interpretadas por Bing Crosby, Billie Holiday, Jack Leonard, Wilhelm Furtwrängler, Paul Whiteman, René Kollo, Milva o Massiel entre otros grandes músicos y cantantes.