No abandonamos Berlín, en compañía del escritor palermitano y príncipe de Lampedusa, Giuseppe Tomasi. Nos hacemos eco de sus cartas en las que describió detalladamente cómo era la orquesta del Café Trumpf y las cosas que ocurrían entre las mesas, algunas descaradamente sexuales, lo que escandalizó a su alteza.
La avenida Kurfürstendamm (conocida popularmente de forma apocopada como Ku’damm) estaba salpicada de cafés, pastelerías, cines, cabarets y teatros en los años 30. Las operetas arrasaban en Berlín, sobre todo las de Franz Lehár.
Por este bulevar Ku’damm pasó en 1931 Erich Wolfgang Korngold, que ensayaba con Max Reinhardt una reposición La Bella Helena de Jacques Offenbach, cuyos arreglos y música extra corrían a cargo del compositor. Tras salir del Teatro Kürfurstendamm, Korngold y Reinhardt iban a la pastelería que estaba justo en frente: la famosa Rumpelmeyer, en los números 208/209, cadena de cafeterías austríaca que todavía está en activo en Baden Baden. Su servicio de envíos es mencionado en la novela de Virginia Wolf, Mrs. Dalloway.
En diciembre de 1931, Bertolt Brecht y Kurt Weill estrenaron en otro teatro berlinés, Theater am Schiffbauerdamm (todavía activos los dos citados), con dirección de Alexander Zemlinsky la ópera Ascenso y Caída de la Ciudad de Mahagony, obra en la que Otto Kemplerer rechazó participar. Una grabación con otro elenco del Teatro Kürfurstendamm se registró en 1930.
Músicas realizadas por Mischa Spoliansky, Kurt Weill, Erich Korngold, Franz Lehár y Friedrich Hollaender interpretadas por Mady Christians, Greta Keller, Richard Tauber, Mario Lanza, Otto Kemplerer, Nicola Benedetti, Fabrice Bollon, Jonas Kauffman y Julia Kleiter, entre otros artistas.