Hoy a las 2 de la tarde, hora de Brasil, el cruento drama político que tiene casi paralizado a este país llegará a su clímax. Está preparado. Se han levantado barricadas en la explanada del Congreso Nacional. Un importante partido de fútbol fue reprogramado, los centros comerciales podrían cerrar. Gigantescas pantallas exteriores transmitirán la votación de la Cámara de Diputados que podría colocar a la presidenta Dilma Rousseff a un paso del juicio político.
La tensión es palpable y los adversarios y los partidarios de Rousseff la alimentan para influir en una decisión que parece muy reñida. Antes de que comience la votación, habrá manifestaciones en las grandes ciudades y los pequeños pueblos en las que las fuerzas a favor de Rousseff se vestirán con el rojo del Partido de los Trabajadores y los activistas que quieren el juicio político lucirán el verde y amarillo de la bandera. El presidente de la cámara baja Eduardo Cunha planea dar a la votación un tinte de espectacularidad desde el principio al leer en voz alta los nombres de los 513 integrantes del cuerpo cuando pase lista.
“Ninguno de los bandos está totalmente seguro de tener los votos que necesita”, dijo Paulo Calmon, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Brasilia. “Están “tratando de crear una mentalidad de rebaño”. 17/04/16