La música relajante de la Bossa Nova, originada en Brasil al final de la década de los 50, tuvo como primera consecuencia internacional el desembarco en Nueva York de los más importantes intérpretes del estilo en concierto presentación memorable, que supuso el despegue de un nuevo amanecer de estilos o subestilos: La Bossa Jazz, el Jazz Samba.
La acogida de buena parte del establishment jazzístico y orquestal de los norteamericanos permitió una pléyade de ediciones de discos, entre 1962 y 1965, reinterpretando y recreando en clave libre de jazz aquellas deslumbrantes composiciones de Jobim, Donato, Valle, Lyra, Menescaal y compañía. Pero también alguna creación, siempre basada en el ritmo de Bossa Nova.
En una hora escuchamos orquestas, guitarristas, pianistas, saxofonistas, trombonistas, xilofonistas e incluso dos delicadas voces femeninas acariciando en inglés la cadencia de Bossa.