Comenzamos con la poeta peruana, miembro de la famosa Generación del 50, Blanca Varela. La escritora obtuvo dos de los premios más importantes que una poeta en lengua castellana puede conseguir: el Internacional de Poesía Federico García Lorca, y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
A continuación recordamos a la poeta nicaragüense-salvadoreña Claribel Alegría, uno de los nombres fundamentales para comprender a la llamada Generación Comprometida, el grupo de escritores salvadoreños que en los años cincuenta ayudó a cimentar el vínculo entre la literatura y la sociedad.
Seguimos recorriendo la vida y la obra de la escritora boliviana Hilda Mundy, desconocida hasta un siglo después de su nacimiento, con una obra eminentemente social, y que ha sido rescatada por la nueva generación de escritores bolivianos.
En la siguiente parada nos acompañará la poeta mexicana Enriqueta Ochoa. Se trata de una escritora educada en casa, en libertad, sin la formación de la religión, y que tras un periodo de desgracias familiares, al que la llama “avalancha de muerte”, se refugia en la escritura y produce su mejor libro: “El retorno de Electra”.
Y finalizamos hablando de la vida y la obra de la poeta y periodista cultural venezolana Miyó Vestrini, considerada como una de las voces más destacadas del siglo XX en su país. En su poesía se perciben claramente dos facetas: por una parte la exuberancia de las imágenes –propia de la poesía-, y por otra el lenguaje claro –propio de la conversación-.