Música y nocturnidad están unidas desde su raíz. En la oscuridad la escucha es un requerimiento básico para poder situarnos y adaptarnos a la falta de visibilidad . El mundo de los sonidos, nos invita a volvernos hacia dentro, hacia lo escondido; hacia el interior de uno mismo , a través de lo cual, la mente ejercita sus propias imágenes. Nietzsche, presenta la noche como una experiencia fundamental para la música y, podemos añadir, para la escucha en general. Dice así uno de sus aforismos
«El oído, ese órgano del miedo, sólo alcanzó tanta grandeza en la noche y en la penumbra de las cavernas oscuras y de las selvas, tan de acuerdo con el modo de vivir de la era del deseo. En la claridad del día, el oído es menos necesario. Fue así que la música adquirió el carácter del arte de la noche y de la penumbra».
La compositora brasileña Regina Porto añade. «Con el sonido, los otros sentidos despiertan y el espacio físico gana en amplitud y profundidad. Oír será crear su propia escenografía en un espacio infinito de oscuridad». En la oscuridad los más leves cambios acústicos pueden anunciar eventos fundamentales para la supervivencia
Escuchamos músicas de JOHN DOWLAND, WESTERKAMP, LARS GUNNAR BODIN, SIMON ATKINSON ENESCU y MÚSICA TRADICIONAL DE LA INDIA.