Reportaje sobre la grabación de la obra completa creada por Rosa García Ascot (1902-2002), la compositora española que silenció su voz musical tras exiliarse en México con motivo de la Guerra Civil española. Declaraciones del maestro José Luis Temes, director y productor del proyecto discográfico que recupera el legado y la figura de una de las intelectuales más sobresalientes de la cultura hispánica del siglo XX: Rosa García Ascot, pianista virtuosa y compositora, discípula de Felipe Pedrell, Enrique Granados, Manuel de Falla y Joaquín Turina, que se perfeccionó con Nadia Boulanger en París, que estuvo íntimamente ligada a la Generación del 27 y que fue la única mujer compositora miembro del afamado ‘Grupo de los Ocho’.
Un álbum apto para coleccionistas que cuenta con la Orquesta Sinfónica Ibérica y la colaboración de destacados solistas como el pianista Ignacio Clemente (quien aborda la obra completa para piano solo de García Ascot, incluyendo una parte en este álbum y ofreciendo su totalidad en plataformas digitales), y el guitarrista Samuel Diz (quien interpreta 'Española', la única página para guitarra de la compositora madrileña). Se recupera, por tanto, el legado de García Ascot, un catálogo reducido en número, pero muy concentrado en valor e interés, y que consiste en una nutrida colección de piezas para piano, páginas camerísticas y notables obras para orquesta donde se puede comprobar el potencial sinfónico de Rosa García Ascot, un talento en ciernes que quedó truncado en su maduración y desarrolló coincidiendo con el estallido de la Guerra Civil y su posterior exilio.
La figura de Rosa García Ascot está vinculada a la Generación del 27 y formó parte de ese colectivo de artistas que emprendió una fascinante regeneración de la vida cultural española, aportando a la sociedad una bocanada de modernidad. En la Residencia de Estudiantes, de Madrid, se presenta en 1930 el llamado ‘Grupo de los Ocho’, donde se reunían los hermanos Rodolfo y Ernesto Halffter, Gustavo Pittaluga, Fernando Remacha, Julián Bautista, Salvador Bacarisse, Juan José Mantecón y nuestra protagonista, Rosa García Ascot, la única compositora del grupo. Estos jóvenes compositores contaron con el padrinazgo de Manuel de Falla, Adolfo Salazar y Federico García Lorca. De hecho, Rosa García Ascot forjó una hermosa relación de amistad con el poeta granadino.
Y también en la Residencia de Estudiantes, Rosa García Ascot conoce al que fue el gran amor de su vida, el compositor y musicólogo gallego, tres años más joven que ella, Jesús Bal y Gay, con quien se casaría en 1933. Un matrimonio (sin hijos) que se convertiría en un valioso equipo de arte y vida, unidos tanto en la alegría de la creación como en el drama de la guerra, el desgarro del exilio o el vació silencioso al que se vieron relegados a su regreso a España, cuando a partir de 1965, retornaron desde México para afrontar la última etapa de sus vidas…
Tal y como apunta José Luis Temes en las notas que ilustran esta novedad discográfica, el ‘trastierro’ de la pareja formada por Rosa García Ascot y Jesús Bal y Gay comienza primero en Cambridge, (Reino Unido), donde Bal y Gay había sido contratado como profesor invitado en la Universidad, un año antes de estallar la Guerra Civil española. Después, pondrían rumbo a México, pero en distintos momentos y por separado, para reunirse finalmente en la capital azteca hacia 1939. Entre tanto, Rosa acude a París donde se habían exiliado sus padres. En la capital francesa recibe clases de perfeccionamiento de una de las luminarias de la pedagogía musical del siglo XX: Nadia Boulanger.
A pesar de que Rosa García Ascot dejó de componer en México, su compromiso cultural no se detuvo. De hecho, sus intereses se volcaron en otras iniciativas sociales y artísticas como la apertura en 1955 de la galería de arte ‘Diana’, un centro que se convirtió en un auténtico referente del arte contemporáneo internacional. Rosa García Ascot fue marchante de artistas destacados de su tiempo, como la pintora Vera Stravinsky, esposa del célebre compositor ruso. Así fue como gestaron una profunda amistad con el matrimonio Stravinsky. Jesús Bal y Gay confesó que el apoyo de Stravinsky fue crucial para mantener el ánimo en aquellos momentos tan duros puesto que Igor Stravinsky, como apunta José Luis temes en sus notas al disco, fue un ‘perpetuo exiliado’….
A pesar de encontrarse completamente insertados en la sociedad mexicana de su tiempo, a medida, que Rosa García Ascot y Jesús Bal y Gay cumplían años, la añoranza por España se iba acusando. En mayo de 1965, el matrimonio cierra la ‘Galería Diana’, en México DF, y se despiden de quienes los acompañaron durante más de veinticinco años. Regresan a España, tres décadas más tarde, y se instalan en un piso del Paseo de la Habana, de Madrid, donde Rosa retomaría las clases particulares como profesora de piano. Tanto ella como su esposo, quedaron relegados a una suerte de ‘exilio interior’, un perfil bajo, sin notoriedad ni reconocimiento alguno.
El matrimonio integrado por Rosa García Ascot y Jesús Bal y Gay compartió serenamente los últimos años de su vida en común, en una residencia de ancianos en Torrelaguna (Madrid). Según comenta José Luis Temes, allí eran “dos personajes brillantes y alegres, a quienes se escuchaba sin rencor sus recuerdos como venidos de otro planeta o al menos, de otro tiempo”. A Rosita le aguardaba todavía su tercer y último exilio: quedarse viuda tras perder a Jesús en 1993. Rosita sobrevivió a su esposo casi una década más, pues llegó a cumplir los 100 años. Rosita, falleció el 2 de mayo de 2002. Y como bien recuerda José Luis Temes, “hacía 62 años que había abandonado la composición”.
Reportaje realizado por Mikaela Vergara, para La Dársena de Radio Clásica.