El estudio de “La España vivida” recibe hoy a un político especial, porque además de tener esta condición reúne la de filósofo, en la medida en que lo sea un catedrático de Filosofía. Le pediremos que nos explique si ese carácter bifronte facilita las cosas o las complica. Tengo entendido que un filósofo se hace preguntas, y en cambio parece que a un político se le exige que, sobre todo, dé respuestas, y además acierte. Nuestro invitado es Ángel Gabilondo, actualmente al frente de la institución del Defensor del Pueblo, una de cuyas características y responsabilidades es la de saber administrar asuntos controvertidos y conflictivos. En definitiva, patatas calientes. Ángel Gabilondo, el quinto en una familia de nueve hermanos, tiene experiencia para afrontar esta tarea, según coincidieron en considerar el PSOE y el PP. Y nuestro invitado sabe lo difícil que es poner de acuerdo a los dos grandes partidos estatales. Baste recordar su paso por el Ministerio de Educación, donde estuvo al alcance de la mano un pacto de Estado en esta materia, la educativa, que no pudo cerrarse, hay que suponer que por conveniencias del momento. La experiencia de gestión de Ángel Gabilondo alcanza también a las Universidades, como exrector de la Universidad Autónoma de Madrid y expresidente de la Conferencia de Rectores. Por si faltaba alguna otra vivencia intensa y motivadora, entre 2015 y 2021 fue diputado y portavoz del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid. Ahora su presencia en los medios responde especialmente al informe que la institución que dirige, el Defensor del Pueblo, ha llevado a cabo sobre la problemática derivada de los casos de pederastia en la Iglesia española y sus centros educativos.
La España vivida
Ángel Gabilondo. El primer mandamiento, no incendiar
25/07/2024
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