Estamos en África buscando la tumba de Pedro Páez, descubridor de las fuentes del Nilo azul. Pregunto por la vieja catedral de Górgora y me indican que tengo que ir en barco, la carretera es intransitable, los puentes han caído.
Pedro Páez está ahí, regresó varias veces a Gorgora para supervisar la construcción del complejo mientras trabajaba denodadamente en su libro. Cada viaje debía de suponer un gran esfuerzo para un hombre que ya tenía casi sesenta años. En su última visita contrajo unas fiebres, probablemente malaria, y cayó gravemente enfermo. El 25 de mayo de 1622 moría en Górgora. Cuentan que sus restos mortales fueron enterrados en la iglesia que los jesuitas tenían en la localidad hasta que la gran catedral-palacio fue terminada. Entonces los trasladaron allí, donde permanecen desde entonces.