La vuelta al mundo con Miquel Silvestre
Kazajistán, el infierno
15/04/2018
08:28
La dependencia del aduanero uzbeco consistía en un sucio cubículo rectangular de dos metros por tres construido con basto hormigón. Un sillón desvencijado. Una mesa coja de formica desbaratada. Un archivador gris. Tres ventanas traslucidas de polvo. Un alargado cartel con una frase en árabe del Corán que colgaba torcido en la pared. Sobre la estantería hay una torta de pan sin levadura, una tetera renegrida, doscientas moscas y una radio que emitía sin pausa atroz música mestiza.
Yo permanecía de pie, esperando obtener un permiso de importación temporal de mi motocicleta.