Uno de los bancos centrales más antiguos del mundo es el Banco de España, cuyo primer antecedente se sitúa en 1782 cuando se crea el Banco de San Carlos. Un banco privado en relación con la Hacienda Real creado para cubrir las necesidades financieras de la monarquía. El sostenimiento de un costoso imperio y las onerosas guerras supusieron un pesado lastre que arrastrará al banco hacia la insolvencia.
Durante el siglo XIX, su historia tendrá un desarrollo paralelo al convulso devenir de España. Tras su refundación como Banco de San Fernando, en tiempos de Fernando VII, la pésima situación de la Hacienda lo seguirá colocando al borde de la bancarrota.
Para intentar solucionar el problema, se fusionará con el Banco de Isabel II, otro banco emisor creado a instancias de la reina en 1844. Y al comienzo del Bienio Progresista cambió su nombre por el de Banco de España, al que se le concede el monopolio emisor en 1874. No obstante, no será hasta 1962, cuando la entidad se nacionalice y se convierta en un auténtico banco central.
Sin embargo, la imagen del Banco de España va a quedar fijada por su sede central. El soberbio edificio de estilo clásico, situado en la plaza de Cibeles de Madrid, se inauguró en 1891 y su proyecto fue liderado por el arquitecto Eduardo de Adaro.
Su construcción abarcó diez años y en ella se utilizaron los más nobles materiales e incorporó las últimas novedades tecnológicas: lámparas de arco voltaico, teléfonos franceses, ascensores del sistema Otis, puertas de seguridad inglesas…
El documental, con guion de Modesta Cruz, recorre la historia del Banco de España con la ayuda de Pablo Martín-Aceña, catedrático de Historia e Instituciones Económicas. Esperanza Guillén, catedrática de Bellas Artes y autora de una monografía sobre Eduardo de Adaro, y Yolanda Romero, conservadora de la Colección del Banco de España, nos ilustran sobre el pasado y el presente de su sede central.
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