Encarna Hernández, conocida como La niña del gancho, es la deportista española viva más longeva. En enero de 2022 cumplió 105 años. Se dedicó activamente al baloncesto durante 22 temporadas: fue jugadora en 7 equipos, la primera entrenadora y de las primeras mujeres árbitro. Todo entre 1931 y 1953.
Nació en Lorca, pero su vida cambió cuando su familia numerosa se trasladó desde a Barcelona. Allí descubrió el baloncesto en 1929 y empezó a competir en 1931, con 13 años, en el Atlas Club que fundó con los chicos y chicas del barrio. La II República invitaba a las mujeres a participar en la vida pública y el deporte no es una excepción. En los años 30, sobre todo en Barcelona, fueron miles las jóvenes que se engancharon a deportes como el atletismo, el baloncesto o la natación.
Justo cuando estalló la Guerra Civil en 1936, Encarna Hernández se encontraba en el estadio de Montjuic, preparada para competir en la Olimpiada Popular en pruebas atléticas, pero los juegos se frustraron por la urgencia bélica. No obstante, el deporte, y en particular el baloncesto, fue su vía de escape para superar la guerra civil y afrontar la postguerra.
En 1941 la captó la Sección Femenina como jugadora y entrenadora. Al contrario que la mayoría de las mujeres de su época, Encarna Hernández siguió jugando al baloncesto 8 años después de casada, sus 8 temporadas en el FC Barcelona. Se retiró con 36 años, cuando decidió ser madre.
Pero además de ser una deportista española pionera, Encarna Hernández, La niña del gancho, deja un enorme legado documental, ya que durante 80 años fue recogiendo fotografías, datos y recortes de prensa. Todas las imágenes están con los nombres de las jugadoras. Gracias a ella, a su memoria oral y a su archivo, se puede documentar la práctica deportiva femenina en España, en particular el baloncesto, en los años 30, 40 y 50 del siglo XX.