En una época en que las especias eran productos muy codiciados, España quiso encontrar un camino alternativo para llegar a las Molucas, el archipiélago de las especias, desde las costas de Nueva España (México) evitando de esta forma el territorio adjudicado a Portugal en 1494 por el Tratado de Tordesillas.
Documentos RNE muestra la historia de El Galeón de Manila. Una espacie de ruta naviera que, durante 250 años, desde 1573 hasta 1815, cruzó el Océano Pacífico, desde Filipinas a Acapulco; una ruta que luego continuaba por tierra hasta Veracruz, en la costa del Caribe, desde donde embarcaba en la Flota de Indias para finalizar en Sevilla, puerto de entrada en Europa de las mercancías del lejano Oriente.
Varias expediciones lo intentaron. El problema no estaba en llegar desde la costa mexicana del Pacífico hasta Filipinas, sino que lo complicado era cómo hacer el viaje de vuelta ya que las corrientes empujaban a los barcos en sentido contrario. Sería un español, el cosmógrafo y religioso agustino, Andrés de Urdaneta, quien encontró el camino de vuelta, el denominado tornaviaje.
En 1565 Urdaneta viajó en una expedición a Filipinas, comandada por el almirante Miguel López de Legazpi, que hizo el viaje de vuelta navegando hacia el norte, hasta Japón, para encontrar las corrientes favorables y cruzar el Pacífico rumbo a América.
Ese hito tuvo importantes consecuencias económicas porque Manila se terminó convirtiendo en el centro de todo el comercio asiático. A la ciudad filipina llegaban las mercancías, principalmente de China, que después serían transportadas en el Galeón de Manila a la América hispana, y desde allí a Europa.
Durante dos siglos y medio, el Galeón de Manila dará lugar a cambios económicos, sobre todo, pero también culturales y religiosos, lo que para algunos constituyó una especie de primera globalización.