Cuando se cumplen 40 años de la guerra de las Malvinas, Documentos RNE se detiene en este conflicto bélico que resultó decisivo para el devenir político de los países enfrentados y que trajo relevantes consecuencias internacionales.
La derrota argentina en el conflicto del Atlántico Sur aceleró el final de su dictadura militar, mientras la dura reacción del Reino Unido resucitó la popularidad de Margaret Thatcher. La contundente victoria electoral de la Dama de Hierro y su alianza con el presidente estadounidense Ronald Reagan servirían para afianzar el eje capitalista que facilitó la caída del comunismo.
En el otoño austral de 1982 la decadente junta militar argentina, liderada por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, en busca de un golpe de efecto, lanzó una operación para recuperar la soberanía de las Islas Malvinas, ocupadas por Inglaterra desde 1833, subestimando la respuesta del Reino Unido, que en ese momento pasaba por una grave crisis económica y política. No ocurrió según lo previsto, pocos días después de la toma de las islas el 2 de abril, llegaba a aguas malvinenses un escuadrón compuesto por más de ciento veinte barcos británicos y aviones de guerra de última generación. La diferencia de fuerzas enseguida se puso de manifiesto.
En los 74 días que duró la guerra hubo duras batallas: 649 soldados argentinos, 255 británicos y 3 civiles perdieron la vida. La derrota provocó una gran herida emocional en Argentina, aunque la sociedad y los sucesivos gobiernos parecieron dar la espalda tanto a los excombatientes como a las familias de los fallecidos y desaparecidos.
El conflicto territorial sigue latente. La posición británica, reforzada tras la victoria, es opuesta a cualquier negociación sobre la soberanía de las Malvinas. El referéndum realizado entre la población malvinense en 2013, fue contundente: el 98,9% votó a favor de seguir siendo británicos. Enfrente, la reivindicación argentina proclamada en su constitución: la recuperación del archipiélago es objetivo permanente e irrenunciable.