Múnich 72 ha quedado asociado con el momento más trágico de la historia del olimpismo. La irrupción de ocho terroristas del grupo palestino Septiembre Negro en la Villa Olímpica rompió la armonía de uno de los lugares que, por antonomasia, es símbolo de convivencia multiétnica.
La nueva tecnología de televisión vía satélite permitió que el atentado se retransmitiera en directo al mundo entero, lo que aumentó el impacto mediático. Tras Múnich 72, la seguridad cambiará profundamente en los grandes eventos deportivos.
Empezó en la madrugada del 5 de septiembre de 1972 provocando un desconcierto total entre las autoridades alemanas y en el Comité Olímpico Internacional. En el plan de seguridad de Múnich 72 no había previsión de actuación ante una acción terrorista de esta magnitud.
En Documentos RNE nos situamos en la Villa Olímpica donde los terroristas irrumpieron, mataron a dos deportistas israelíes y secuestraron a otros nueve. Tras horas de tensa negociación, los errores en la gestión del secuestro provocaron un desenlace sangriento en el aeródromo militar de Fürstenfeldbruck: 17 muertos -todos los secuestrados de la delegación israelí, cinco de los ocho terroristas palestinos y un policía germano-.
El estado de Israel lo consideró como un ataque dentro de la lucha árabe-israelí y lanzó la operación encubierta Cólera de Dios. Agentes especiales del Mossad y del ejército israelí persiguieron y ejecutaron por diferentes continentes a altos mandos de las organizaciones palestinas Al Fatah, OLP y Septiembre Negro.
Mientras tanto, tras un emotivo y multitudinario acto fúnebre en el Estadio Olímpico, 21 horas después continuaron las competiciones de los Juegos Olímpicos de Múnich.
Las familias de los 11 deportistas israelíes asesinados han tardado 50 años en recibir el reconocimiento de las autoridades alemanas, casi los mismos años que el Comité Olímpico Internacional ha tardado en inaugurar un Memorial en cada Villa Olímpica.