Independiente y pionera en muchos aspectos, Pilar Narvión fue una destacada figura del periodismo español, durante los años centrales del siglo XX, que abrió caminos para la siguiente generación de mujeres especializadas en periodismo político.
Narvión desarrolló toda su vida profesional en el diario Pueblo, uno de los más importantes durante la dictadura adonde llegó en 1950. El rol otorgado a las mujeres que conseguían escribir en prensa no pasaba de las páginas femeninas y la llamada crónica mundana. Pero pronto, bajo la dirección de Emilio Romero, Pilar se transformó en una cronista social más profunda dotada de cierto distanciamiento crítico.
Pero su gran salto profesional le llegará en 1956 cuando el diario la envía de corresponsal a Roma. Tras dos años de estancia en la Ciudad Eterna, Pilar fue destinada a París, dando pasó a 15 años decisivos para el mundo y para ella. También vivió la intensa vida cultural parisina y, pese a ser calificada de conservadora, se relacionó con importantes figuras del exilio español como Santiago Carrillo.
A su vuelta a España, en 1973, su experiencia personal y su rico bagaje profesional la convirtieron en un referente periodístico de la Transición. Fue su etapa más decisiva y conocida. Aparecía en entrevistas o coloquios de televisión y radio, y llegó a ser considerada como una de las mujeres más influyentes del país. Aunque no se definió como feminista, Pilar Narvión, impulsó la presencia de la mujer en el periodismo y, con su personalidad independiente, se convirtió en un modelo para las jóvenes redactoras que saltaban a las páginas de política nacional.