El 19 de noviembre de 1936, Madrid era bombardeada sin descanso por la aviación alemana y centenares de civiles murieron víctimas de la barbarie. Pero algunas bombas no llegan a estallar. Han sido saboteadas por obreros de la industria del armamento que conocen el destino de estos obuses y no quieren que exploten. Sobre esto gira Alabardas, la novela que José Saramago no pudo terminar porque antes le llegó la muerte.
En ella el escritor portugués reflexiona desde la ficción sobre una de sus mayores preocupaciones: la violencia ejercida sobre las personas y las sociedades, que las convierte en víctimas y les impide ser dueñas absolutas de sus vidas. Es un canto a favor de la rebeldía y de la conciencia colectiva. "Saramago quería contar que no nos podemos dejar llevar por resignación o indiferencia cuando se está matando en el mundo", asegura su viuda Pilar del Rio, encargada de la traducción del texto.