A la hora de valorar la figura de Nelson Mandela, siempre se destaca su superioridad moral, pero John Carlin, el periodista que mejor lo conoció, cree que hay que hay que subrayar al mismo tiempo su enorme habilidad política. Política y decencia, dice, no son dos conceptos incompatibles. "Se pone todo el enfasis en su capacidad de perdón, en su instinto de reconciliación y su ausencia de rencor después de tantos años en la cárcel. Todo esto es verdad, pero si uno no tiene en cuenta también que fue un gran estratega, un político muy hábil, como un jugador de ajedrez que estaba siempre tres o cuatro jugadas por delante de su rival, pierde el punto y lo que yo creo que es realmente su legado, el de un brillante liderazgo político", ha explicado el periodista británico, autor del libro La sonrisa de Mandela (06/12/13).