La historia de Joaquín Fuentes podría haber sido la de Cinema Paradiso. Nació en un cine de verano en Pedralaves (Ávila) en la habitación contigua en la que su padre proyectaba El ojo de cristal. Junto a él años más tarde llevaría el séptimo arte a pequeñas poblaciones con un proyector de 16 mm y una sábana de pantalla.
A principios de los 70 se dedicó a proyectar cine en colegios y cine clubs hasta que se hizo con el cine San José de Guijuelo (Salamanca), que como el Cinema Paradiso cerró sus puertas en 1988. Una época en la que cerraron el 42% de las salas de cine de nuestro país, la mayoría en zonas rurales.
En lugar de tirar la toalla, Joaquín perseveró en su sueño: llevar cine donde no hay cine. Y hoy gestiona junto a su hijo Alberto 16 cines en diversos pueblos de nuestro país.