Vestido con la chaquetilla de ganador de la segunda edición de MasterChef Celebrity, Saúl Craviotto ha dicho en Las mañanas de RNE que le cuesta creer que sea el vencedor del concurso. "Dos meses antes no tenía ni idea de cocinar. Si me lo llegan a decir el primer día que iba a ganar MasterChef hubiera alucinado", ha confesado.
Una tortilla, comida a la plancha, arroz a la cubana y poco más. Eso era todo lo que sabía cocinar el piragüista y policía, por lo que se preparó a conciencia: "Fue un poco una obsesión, porque cuando me dijeron que entraba, yo conozco mucho a Marcos Morán, que tiene un restaurante estrella Michelín en Asturias, y le dije, oye, que voy a MasterChef, y me dijo, pues ven y yo te enseño. Me acuerdo que me pillaba a cinco minutos del lugar donde entreno y me ponía desde las 11 de la mañana hasta las cuatro o cinco de la tarde que acababa el servicio como un cocinero más".
El no poder seguir entrenando y los nervios hicieron que perdiera durante el concurso siete kilos. Pero la experiencia le ha merecido la pena y anoche lo celebró junto al resto de concursantes -salvo Juan Betancourt y Edu Soto-. "Vimos el programa, no lo escuchamos. Con Bibiana y Anabel era imposible", ha dicho entre risas.
¿Se ve trabajando profesionalmente en el mundo de la restauración en un futuro? De momento dice no estar en su cabeza, aunque no lo descarta. "Quiero ír a los Juegos de Tokio, que ya quedan tres añitos. Estoy centrado en ese proyecto, en ese sueño, y quiero cerrar mi ciclo y mi carrera deportiva en Tokio", ha asegurado.