El coronavirus ha cambiado también el mundo del deporte. Algunos han podido entrenar en casa, otros no, porque sus centros de alto rendimiento siguen cerrados.
Gerard Descarrega, oro olímpico en 400 metros lisos en los Juegos Paralímpicos de Brasil, está pasando este confinamiento en Sevilla con su familia. Normalmente entrena en Madrid: “Soy ciego total y mi guía vive en Madrid. No puedo salir a correr solo, entreno como puedo, haciendo sentadillas con mi hija o con paquetes de arroz.” Está intentando no perder forma física haciendo mantenimiento, no perder masa muscular, pero explica que esto no tiene nada que ver con un entrenamiento de su nivel. Ni él ni los responsables del Centro de Alto Rendimiento saben cuándo podrá volver a entrenar.
Muchos deportistas han criticado que se priorice el fútbol. Está de acuerdo, y en parte lo entiende: “Es el deporte mayoritario. Mi nombre no le suena a la gente. Lo entiendo, porque el mundo se mueve por dinero y por audiencias. Pero cuando veo en las noticias que les han hecho a todos los test, que tienen sus instalaciones con sus campos de fútbol… En mi caso si fuera a Madrid tendría que quedarme en casa de mi guía, me tendría que acoger su familia. En los deportes minoritarios es más difícil.”
Descarrega, por otra parte, agradece no haber tenido que competir en agosto, porque “hubiera sido catastrófico”. Sabe que en otros países los deportistas están pudiendo entrenar con más normalidad, porque tienen menos casos o sus Gobiernos han habilitado medidas para ello.
La falta de visión nunca le ha detenido. Además de ser deportista de élite, está estudiando Derecho tras haber terminado la carrera de Psicología.
