Una pequeña ceremonia en la base aérea de Torrejón de Ardoz presidida por el Rey servirá para cerrar, de alguna manera, la misión española en Afganistán. Han sido casi dos décadas de guerra que ha curtido a toda una generación de militares españoles. Entre ellos al Teniente Coronel Joaquín Aguirre. Ha estado destinado en Afganistán varias veces, la primera en 2005 y la última en 2012.
En Las mañanas de RNE ha relatado lo que se encontró cuando llegó por primera vez. "Realmente no es una devastación, es falta de infraestructuras críticas. No tienen alcantarillado, puentes, carreteras... es un país a medio hacer. Soy piloto de helicóptero, en medio de la nada veías un poblado o un pastor en medio del desierto, como te imaginas que pueda ser en el medievo". De todos estos años destaca especialmente el esfuerzo logístico que tuvieron que realizar para mantener la base. "Los helicópteros, el hospital de campaña, 24 horas al día a tanta distancia de España... Llevamos un helicóptero de salvamento civil y lo tuvimos que modernizar con armamento, blindaje, capacidad de vuelo con visión nocturna... Se mejoró muchísimo. También de mentalidad. Vas a una guerra. Antes hacíamos misiones más humanitarias. Es un punto de inflexión para muchos militares que estuvimos allí", ha asegurado.
Su labor, relata, ha sido asesorar y entrenar a las fuerzas afganas para que en su país no haya lugar para el terrorismo. "Afganistán está mejor que en 2005. Depende de ellos y de la comunidad internacional si son capaces de mantenerlo. Puede ser que la retirada salga bien y sean autosuficientes, o puede que salga mal. Nadie lo sabe", cuenta. Duda si volvería al país, pero valora la experiencia que vivió allí. "Familiarmente fue muy duro. Pero profesionalmente aprendí bastante de lo que es operar en situaciones complicadas. Todas las misiones me salieron bien. El pero son los 100 militares fallecidos, dos policías nacionales y dos intérpretes que perdieron la vida en estos años", ha dicho.