Hace un año, en medio de la pandemia y de la amenaza de un desastre económico sin precedentes para Europa y el mundo, Merkel y Macron lanzaban un ambicioso plan de ayudas económicas para todos los socios: 500.000 millones de euros que luego se convertirían en 750.000, el equivalente al 6,5% del PIB europeo, para modernizar Europa y hacerla más verde y más competitiva.
El 21 de julio del año pasado, en una Cumbre record por su duración y complejidad, los países de la UE aprobaban esa gran ayuda financiera, que hacía realidad una hasta entonces desconocida solidaridad presupuestaria y la puesta en circulación de 750.000 millones de euros a lo largo de cinco años para hacer cambios radicales en las economías europeas, digitalizarlas, hacerlas más respetuosas con el medio ambiente y prepararlas para futuras nuevas crisis globales.
Sólo se podrán repartir en el momento en que todos los países de los 27 hayan ratificado los planes nacionales. De momento sólo 19 Parlamentos de la Unión han dado ya luz verde y algunos, como Holanda y Finlandia, están poniendo pegas. De todo esto hablamos con los embajadores de los dos países padres de esta iniciativa: Wolfgang Dodl, embajador de Alemania en España y Jean Michel Casa, embajador de Francia en España. También debatimos con Miguel Gil Tertre, jefe de división de la Task Force Recover de la Comisión Europea, y Eulalia Rubio, investigadora senior del Instituto Jacques Delors, especializada en analizar el presupuesto de la UE.