Hoy en Las Mañanas de Radio Nacional nos tomamos un café con el Aspen Institute España. Hablamos con José María de Areilza, secretario general, con Salomé Santos, responsable del área agrícula de azucarera y con Eva Torremoche, responsable del programa de alimentación saludable de la Fundación Carasso, sobre el debate público acerca del sistema alimentario.
Respecto a la búsqueda de posibles soluciones, José María de Areilza considera que se trata de "un cambio global, íntimamente ligado con el cambio climático", por lo que a la hora de buscarlas, se deben tener en cuenta también la sostenibilidad medioambiental, económica y social. "Antes de nada se debe plantear el debate sobre los distintos modelos de agricultura que existen", apunta Torremoche, y explica que cada tipo de terreno y cada tipo de cultivo necesita su propia metodología de trabajo, por lo que no se puede simplificar en un único sistema.
Uno de los puntos que se plantean a los consumidores a corto plazo es la ingesta de productos de temporada para reducir la huella climática. Los expertos consideran que, aunque aparentemente útil, este sistema no termina de ser "totalmente posible" debido a la falta de canales y de materia, que podría producir que no tuviéramos el acceso a "suficientes alimentos". "En el punto medio estaría el modelo adecuado", señala Salomé Santos, haciendo una valoración entre la agricultura tradicional y el sistema globalizad que ahora predomina. Un equilibrio que aplican también al debate de la ganadería extensiva. Torremoche señala la importancia de cuidar del bienestar animal y de controlar las emisiones contaminantes de este tipo de granjas, que superan con creces los límites de nitrógeno establecidos. Algo a lo que Santos hace referencia al considerar que "se puede regular que haya un modelo relativamente intensivo, pero que no vaya en contra del medio ambiente ni de la dignidad animal".
Coinciden en que las políticas europeas van bien encaminadas para reducir el cambio climático, para introducir técnicas de agricultura que permitan un consumo inteligente y para trabajar en la gestión medioambiental. Sin embargo, Areilza opina que "Europa no puede ser una isla, porque hay costes que no puede asumir", y añade que "no se trata de un problema local, sino que tiene una responsabilidad global".