La polémica generada con las fotografías de 'influencers' y personas famosas blancas en África, en las que se muestran imágenes de menores negros y frases simplistas, se repite cada verano. En Las mañanas de RNELas mañanas de RNE hablamos de por qué ocurre esto con Moha Gerehou, periodista, activista y expresidente de SOS Racismo. "Esa imagen que se ha ido construyendo durante siglos, al final hace que, casi como un acto reflejo, una vez que uno va a ayudar o incluso de turismo a un país africano, tenga la necesidad de sacarse una foto con un niño negro, cosa que no se haría en ningún otro caso en ningún otro contexto con niños que no sean negros", afirma. Culpabiliza de esto a las campañas de las grandes ONG, que han perpetuado la imagen de los menores en estos países y la creencia de que necesitan ser salvados. Es lo que se conoce como 'el complejo del salvador blanco'.
"Es impensable que alguien llegue y empiece a hacerse fotos con niños en el parque del Retiro sin pedir permiso a los padres, que lo suban luego a las redes sociales, presuponiendo un montón de cosas sobre esos niños", critica, y lamenta la deshumanización de los menores que él califica "con apellido": "Tenemos una idea de lo que son los niños, cuyos derechos hay que respetar y pedir permiso a los padres, y luego están los niños que tienen un apellido: los niños negros, los niños migrantes. Aquí ha pasado muy recientemente con lo que se ha conocido como MENAS. Contra ellos, como no se les considera niños, se les permite hacer toda esa criminalización, todos esos ataques".
Uno de los problemas, señala Gerehou, es la romantización de la pobreza y los viajes de "volunturismo". "Esto no deja de ser un negocio para mucha gente, que completan esos paquetes turísticos en los que te ofrecen una experiencia, que básicamente es estar rodeado de gente pobre", dice. "Subir una foto con un niño negro dice mucho, que eres una persona solidaria, de mundo. Entonces hay muchos empresarios que han visto aquí un filón de negocios". Para no caer en esto, afirma Gerehou, que "no hay que hacer nada que no hiciéramos en otro país del mundo", respetar la intimidad de los menores y ceder el protagonismo y la voz de la denuncia de lo que está pasando allí a las personas que lo están viviendo.